El joven director ha repasado su trayectoria y puesto en valor el trabajo en equipo y el diálogo a la hora de afrontar un proyecto como su última película, ‘Que Dios nos perdone’.
Rodrigo Sorogoyen ha puesto el broche de oro a los ‘Encuentros de cine’ del festival CiBRA, que afronta su recta final en su VIII edición. El director de ‘Que Dios nos perdone’ ha participado esta mañana en el taller de dirección, en el que ha repasado su trayectoria y ha puesto de manifiesto la importancia de trabajar en equipo durante el rodaje del film.
Pese a contar con 35 años, es uno de los nombres que más suenan en el panorama cinematográfico español, después de haber dirigido ‘Stockholm’ y ahora con ‘Que Dios nos perdone’, de ahí la gran afluencia de público a su ponencia, celebrada en las salas de Cinesur.
Durante la misma, ha relatado cómo se ha enfrentado durante dos años a su último proyecto desde que el productor le dice que quiere producir la película hasta el montaje final, parándose en cada uno de los pasos que se han ido dando hasta el estreno del film, dejando claro que “cada maestrillo tiene su librillo”.

Una charla desde su punto de vista personal, sin dogmas y en la que ha subrayado el papel relevante de las “ganas”, que, en su caso, “son las que me han permitido estar aquí”, amén de otros factores como la suerte. Sea como fuera, “todo hay que pensárselo un par de veces y saber que tienes algo que aportar”.
“El cine es un constante diálogo con otras personas, porque una película no es obra de uno solo, y siempre hay que saber lo que se quiere transmitir para hacérselo llegar al resto del equipo”, ha indicado, poniendo de este modo en valor todos y cada uno de los eslabones que forman parte de la cadena de un rodaje y huyendo de protagonismos y luchas de egos.
Sorogoyen ha reseñado que el punto de partida pasa por tener “muy clara la idea de la película; hay que encontrar un concepto que tengas siempre en la cabeza, convencerte de ello, convivir con la película y encontrar esas ideas básicas, porque así, en cada momento que haya decidir por optar por un camino u otro, esa idea te permitirá encontrar el correcto”.
Y, por supuesto, sin olvidar el equipo, no en vano, además de su propia valía como profesional, el éxito le ha venido porque “me he rodeado de gente muy buena y con la que tengo el mismo idioma”. Eso sí, “el director es el capitán del barco, pero sin el equipo no es nadie”. “Es el que tiene que tomar decisiones, a través de las cuales va creciendo la película, pero tus decisiones las lleva a cabo otra persona”, ha recordado, incidiendo en la necesidad de “concienciar a la gente de que detrás de cada proyecto hay mucha gente trabajando”.
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CiBRA, festival del Cine y la Palabra está apoyado por el Ayuntamiento de Toledo, la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, la Diputación provincial de Toledo y el Ayuntamiento de la Puebla de Montalbán.